Homilía del 7 de Mayo, 2022 para la Primera Iglesia Unitaria Universalista de Houston
Es probable que algunos de ustedes recuerden que el Día de las Madres es un día feriado muy Unitario Universalista. Tuvo su origen gracias a los esfuerzos de Julia Ward Howe, una mujer unitaria, feminista, activista, y escritora. Ella se imaginó un día feriado contra la guerra y la violencia. Ella dijo:
Desde el seno de una tierra devastada,
una voz se alza con la nuestra y dice ¡Desármense! ¡Desármense!
La espada del asesinato no es la balanza de la justicia.
La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión.
Pidió que hubiera un día de las madres para dar amor a sus hijos y que también hubiera un mundo sin guerra.
Cada año, repito estas palabras porque es importante recordar cuál es el origen de este día y cuál fue su intención original. En las flores, en las tarjetas, en las comidas, en las celebraciones, es difícil recordar su intención original. Es más fácil reaccionar a nivel más personal.
Por eso el Día de las Madres es un día feriado muy personal. En este día pensamos en nuestras madres, en nuestras abuelas y en nuestras antepasadas. Y si nosotros somos madres o abuelas, pensamos en nuestros hijos o nietos. No pensamos solamente en la madre universal, en lo que es ser una madre o en lo que es ser un niño. Pensamos en las personas que conocemos y que son parte de nuestras vidas.
Por esta razón es un día feriado complicado. Algunas personas tienen muy buena relación con sus madres. Sus madres están bien y forman parte de sus vidas.
Para este tipo de personas, el festejo es sencillo. En ese día, llaman a sus madres o tienen una fiesta o les envían flores o chocolates. O hacen todas estas cosas.
Para otras personas, el festejo no es sencillo. Las madres de algunos no están con vida o tienen muy mala salud. Otras personas no tienen buenas relaciones con sus madres. Sus madres son personas difíciles. ¿Quizás ellas no estuvieron en sus vidas? ¿Quizás ellas eran adictas o abusadoras?
¿Cómo festejan ellas este día feriado? ¿O cómo celebran a las madres que no se llevan bien con sus hijos? ¿Como es el día de las madres para ustedes? ¿Es un día bonito o un día difícil? Como dije, el Día de las Madres es complicado.
He estado pensando en estos aspectos y creo que hay algo que no es complicado. Es el aspecto de la gratitud. No es solo estar agradecidos por una madre imperfecta, si ella es una madre imperfecta o difícil. No es solo estar agradecidos por tener hijos difíciles — y créanme, hay algunos hijos que son más difíciles especialmente cuando llegan a la juventud. Bueno, a lo que me refiero es a estar agradecidos por la vida y por las vidas de todas las madres que nos han dado vida.
Pensemos en todas nuestras madres ancestrales. Pensemos en todas ellas. Ellas son infinitas en número. ¿Cuántos nombres saben? ¿Saben el nombre de su madre? ¿Los nombres de sus abuelas? ¿Los nombres de sus bisabuelas? ¿Los nombres de sus tatarabuelas? Se necesitaban tantas madres ancestrales para que nosotros tuviéramos vida. Y si por ahora no se llevan bien con su madre, pueden estar agradecidos por sus madres ancestrales.
El día de las madres me hace recordar a mi abuela Lorraine. Ella tuvo una vida difícil y para sus hijos ella fue una persona difícil. No quiero decir que ella fuera una mala madre. Quiero decir fue una madre difícil. Ella tenía esquizofrenia paranoide, una enfermedad mental. A veces tenía una noción diferente de la realidad. A veces hablaba con personas que no existían. Otras veces tenía ideas sobre lo que la familia necesitaba hacer pero no tenía nada que ver con la realidad familiar.
Como dije, ella tuvo una vida difícil y era una madre difícil. Y en verdad fue una abuela difícil también. Cuando yo estaba muy pequeño ella me dijo cosas que no eran verdad. Por ejemplo, una vez me dijo que era una modelo. En esos tiempos, yo tenía unos 5 años y era muy inocente. No entendía la diferencia entre sus delirios y la realidad. Yo pensaba que lo que me decía era fantástico. Hasta fui con mi padre a decirle que la abuela era una modelo.
Él me dijo, “tu abuela no es una modelo. Ella tiene una enfermedad mental. Es mejor no creer algunas de las cosas que ella dice”. A mis cinco años de edad, estaba muy confundido.
Hay otras historias que no quiero compartir, pero el punto es éste: Era una madre difícil y una abuela difícil. Ahora tengo muchos años más y me siento agradecido por ella. Estoy bastante seguro de que para mi padre, mi tía y mis tíos, ella no se parecía a la madre descrita en el poema de Magdalena Sánchez Buesa. Ellos no tenían historias con versos como:
Y ella, como un soldadito
va mis órdenes cumpliendo.
Sus historias son más complicadas. Pero esto está bien, la vida es complicada. Y por todas estas complicaciones, por ella, he aprendido mucho sobre la gratitud. Esto no me lo enseñó cuando estaba pequeño. Lo aprendí cuando llegué a ser adulto.
Durante sus últimos años, mi abuela se mudó a Los Ángeles y yo también me mudé allí por un año. Estuve como ministro practicante en la iglesia Unitaria Universalista de Long Beach. No conocía a nadie. Solo conocía a mi abuela.
Cuando era pequeño, no había pasado con mi abuela Lorraine yo solo. Alguien más como mi padre, mi madre, mi tía o uno de mis tíos siempre estaban conmigo. En esos tiempos, ellos pensaban que no era seguro que yo estuviera solo con ella. El comportamiento de mi abuela era muy errático. Por lo tanto, no la conocía muy bien. Nuestra historia se limitó a algunas interacciones raras y a las historias que mi padre y sus hermanos me contaron.
Como no conocía a nadie en Los Ángeles, decidí pasar un tiempo con mi abuela. Me gustaría poder decir que tomé esa decisión porque mi abuela me caía bien o porque quería ser un buen nieto. Pero la realidad era más complicada: Yo estaba solo en Los Ángeles y no tenía amigos. Y como me iba a quedar allí poco tiempo, sentí que iba a ser muy difícil hacer amigos.
Así que comencé a visitar a mi abuela una o dos veces al mes. Vivía más o menos cerca de mí, como las distancias normales de Los Ángeles o Houston. Iba a su apartamento algunos domingos después de los servicios de la iglesia y llegué a conocerla.
Es verdad que ella era un poco difícil. Pero aprendí mucho sobre su vida, su historia y las historias de mi familia paternal. Entonces, aprendí los nombres de algunos de mis antepasados. Pero lo más importante es que ella me dio el regalo de su compañía.
Esto no fue un regalo pequeño. Es difícil ser un ministro practicante porque la gente siempre te está evaluando. Y siempre me preguntaban, ¿sabes cómo llevar a cabo una reunión? ¿sabes escribir y predicar una homilía? ¿sabes cómo orar con una persona enferma y acompañarla? Y a la hora del café. ¿Sabes cómo hablar con la gente? No lo parece, pero para un ministro unitario universalista es muy importante saber cómo platicar con la gente durante la hora del café.
Pero mi abuela no se precupó por estas cosas. Ella solamente quería pasar un tiempo conmigo y contarme historias de mis antepasados y de sus vidas en Ukrania, de las masacres contra los judíos y de lo difícil que fue para mis bisabuelos el venirse para Estados Unidos.
Con estas historias y experiencia con mi abuela, tuve una idea de lo que es la gratitud. Lo que significa estar agradecido. El teólogo del Unitarismo Universalista llamado Galen Guengerich considera que la gratitud define a nuestra tradición. Dice que “nosotros dependemos de la gente y del mundo por todo lo que tenemos y todo lo que somos”.
Cuando viví en Long Beach, al visitar a mi abuela me di cuenta que necesitaba agradecerle a ella y a todos mis antepasados. Es cierto que ella era una persona difícil, pero también es cierto que sin ella yo no existiría. Y sin ella, mi hijo tampoco existiría.
Nosotros dependemos de otras personas… Tenemos vida gracias a nuestras antepasadas. No tenemos vida gracias a antepasadas imaginarias o por las ideas que tenemos de ellas. Tenemos vida porque fueron antepasadas reales, abuelas antepasadas que tenían cosas buenas y cosas difíciles. Dependimos de ellas para tener vida. A veces nuestras relaciones familiares son difíciles. Otras veces nos ayudan a sentirnos menos solos. Pero es necesario estar agradecido por ellas.
Es parecido al poema anónimo que dice:
Nos hemos pasado la vida
estirándonos y agachándonos
para buscar la medida exacta
donde poder querernos.
A veces necesitamos crecer un poco para sentirnos agradecidos. A veces tenemos que estirarnos antes de sentir gratitud. Al menos ése fue mi caso. y para ustedes, ¿cómo ha sido?
Éste es mi mensaje para el Día de las Madres. Sintámonos agradecidos por todos nuestros antepasados, por todas aquellas personas que fueron difíciles y por todas las que no lo fueron. Es otra manera de decir que tengamos gratitud por la vida.
El estar agradecidos es el mensaje del Día de las Madres. Espero que todos ustedes sientan gratitud este día y todos los días de sus vidas.
En este espíritu, les invito a decir Amén.