Como se predicó en la Primera Iglesia Unitaria Universalista de Houston, el 27 de octubre de 2024
Amigo, no es posible ni nacer ni morir / sino con otro. Las palabras de la poetisa Rosario Castellanos nos regalan una verdad profunda. Ser humano es ser parte de un colectivo. Esta es la realidad que celebramos cada Dia de los Muertos.
En nuestro mundo, el mito de la individualidad está muy extendido. Celebramos los logros de una persona como si fueran solo los logros de esa persona. Hablamos de los problemas de alguien como si fueran únicamente los problemas de esa persona. Pero la verdad es diferente. Los logros son siempre los logros de un colectivo, y los problemas son siempre los problemas de un colectivo.
Durante el Día de los Muertos, honramos a nuestros antepasados. Damos gracias por la vida. Sin ellos, ninguna persona tiene vida. Estás vivo porque tu madre y tu padre vivieron. Sin tus abuelos, tu madre no habría nacido. Sin tus bisabuelos, tus abuelos no habrían nacido. Así ha sido desde la vida primordial. En algún momento, en un pasado muy antiguo, toda la vida en nuestro planeta comparte el mismo antepasado. Hubo alguna bacteria, o mejor dicho, un organismo similar a una bacteria, ya existió antes que las bacterias, que fue la bisabuela de todas las bisabuelas. Sin este organismo, no habría vida en la Tierra. Durante el Dia de los Muertos, honramos todos de nuestros antepasados, incluso esta bisabuela de todas las bisabuelas.
Sin una de las vidas en tu cadena de antepasados, tú no estarías aquí. Sin una de las vidas en mi cadena de antepasados, yo tampoco tendría vida. Aquí volvemos a la cuestión de los logros y los problemas. Tus antepasados contribuyeron a muchas de ellos. ¿Has pensado en eso?
En mi casa, estamos en la temporada de las solicitudes universitarias. Las solicitudes son complicadas. Mis dos hijos tienen consejeros universitarios en sus escuelas, pero esta persona está ayudando a muchos estudiantes. Yo estoy ayudando a mis hijos mucho más que sus consejeros universitarios. Sin mí, no estoy seguro de que mis hijos hubieran podido navegar el proceso de solicitudes. Tengo una educación universitaria y entiendo cómo navegar las solicitudes. Cuando era joven, mis padres me ayudaron con mis propias solicitudes universitarias. Ellos me ayudaron ir a llegar a la universidad. Gracias a ellos, tengo la oportunidad de ayudar a mis hijos a llegar a la universidad. Mis padres pudieron ir a la universidad gracias el apoyo que recibieron de sus propios padres. En realidad, mi habilidad para ayudar a mis hijos se debe a mis abuelos. ¿Tienes experiencias similares en tu vida?
Durante el Dia de los Muertos, tenemos la oportunidad de reflexionar sobre esta dinámica. Tenemos la oportunidad de preguntar, ¿Qué quiero darles a mis descendientes? Descendientes de sangre o descendientes de comunidad, porque otra realidad es que nuestros antepasados no son solamente de sangre. Algunos de nuestros antepasados más importantes son de comunidad. En la iglesia, nos beneficiamos del trabajo de las personas que construyeron esta comunidad. Tenemos una comunidad gracias a ellos. ¿Qué quieres darles a quieres vendrán después de ti?
Te doy un ejemplo de algo bueno que mis antepasados me dejaron: la capacidad de ayudar a mis hijos con sus solicitudes universitarias. No voy a dar un ejemplo de algo malo que me hayan dejado, porque mi Español es limitado y es un tema sensible. Pero diré esto: tanto como las cosas malas como con las buenas, tenemos la posibilidad de decidir qué queremos para la próxima generación. Yo quiero qué mis niños tengan una educación universitaria, y estoy trabajando para dársela. También tengo decisiones similares que tomar sobre las cosas malas.
Tus antepasados te dejaron cosas buenas y cosas malas. ¿Qué quieres celebrar de tus antepasados? ¿Qué quieres dejar atrás? ¿Qué vas a darle a la próxima generación? Estas son las preguntas de hoy. Estas son las preguntas que planteamos con nuestra ofrenda y en esta época del año.
Amigo, no es posible ni nacer ni morir
sino con otro.
En reconocimiento de esta verdad, invitó a la congregación a entonar: Amén.
